A tí que vives en mi mente y que te alimentas de mi pensar cada día de mi vida, me has enseñado que nada es como lo vemos y tampoco como lo sentimos, pues las emociones nublan la razón y el sentir confunde el raciocinio.
Tú que has estado ahí observándome, esperando que de un paso para mostrarme un mundo ilusorio en el cual me presentas muchas regalías, pero en el fondo son vacías y opacas... eso es cruel Químera, diría mi niño interior, pero en el fondo lo haces con justos motivos, porque estás ahí para adornar mi realidad con un tinte más amigable.
Tu platillo favorito son mis sueños, pues te introduces en ellos para correr, saltar y disfrutar de tan bellos paisajes y a veces incluso viajas a lugares recónditos que solo yo sé que existen... eres una criatura libre, astuta, creativa y autónoma; sin embargo, cuando yo te tomo en mis brazos más pareces un cachorrito que necesita mimos y atención. Tu personalidad es como el yin-yang, posees un lado tan amable y gentil, pero en tu oscuridad, no existe quien te detenga en mi reino, creas y destruyes mis ilusiones a tu antojo... tienes vida propia en mi existir.
A veces te escucho, comprendo y aconsejo, de que no vueles tan alto porque si fracasas el golpe será duro, me dices que no te importa, porque mientras más empeño le pongas más provecho sacarás de la situación; pues claro como no eres materia el golpe no te dolerá físicamente, pero quizás te lastime de forma emocional, pues tu corazón son mis sentimientos y tu oxígeno, mis pensamientos... nos une un delgado hilo, la realidad y la ficción.
¿Quién eres tú Químera, acaso el reflejo de mi alma que busca materializarse? o ¿eres el eco del vacío de mi interior que pide ser escuchado?. Nunca he podido responder esas preguntas, porque tu existencia está tan arraigada en mi ser, que casi no hay diferencia entre mis anhelos y en lo que representas tú como producto de mi interior... eres sangres de mi sangre, vibra de mi vibra, aquella descendencia energética que usualmente está más jugando en mi contra que a mi favor, para que me de cuenta de las cosas. Haber despertado de tu sueño fue lo más hermoso que me ha pasado, porque te pude conocer, ya sé que todo lo que haces es por mi bien y si alguna vez me has hecho daño, es para que entendiera que ni tú puedes engañarte por ser una Químera, si te negaras a ti misma, simplemente desaparecerías.
Espectro onírico fugaz y latente a la vez, que giras como un torbellino, el cual me hace arder y emprender el vuelo cuando mis deseos me invaden completamente; mágica criatura que me acompaña en mi soledad, se muta con mi ser y amplía mi visión respecto al mundo. Camarada silenciosa para los demás, pero totalmente extrovertida en mi interior, siempre tienes una anécdota que contar o una enseñanza que compartir... dime tú, ¿qué haría sin ti?, me quedas mirando con una sonrisa siniestra y me respondes: si yo no existo, poco a poco tú morirás. Un soñador vive de ilusiones, pero yo no puedo materializarlas, esa es tu labor. Luego de eso, vuelves a sonreir, das media vuelta y desapareces. Así son las químeras, mientras más creas en ellas, más se alimentan de ti, pero si sabes comprenderlas, tendrás un fiel amigo que te acompañara durante todos los días que perdure tu existencia.