martes, 19 de julio de 2011

Bienvenido...

¡Oh, qué sorpresa!, no pensaba que vendrías a esta hora y a este lugar, casi nunca veo gente a estas alturas de la noche rondando por la oscuridad... pero ¿quién eres?, pues te miro con detención y no logro reconocerte, espera... deja acordarme... ¡ah, ya sé!, te he visto muchas veces, has estado siempre acompañándome a la distancia y nunca me has hablado ni siquiera ahora que estás enfrente mío. Quizás parezca una locura, pero me da igual, es la primera vez que nos encontramos y es extraño que confiese lo siguiente: "Te conozco desde hace mucho tiempo: vagas en mis sueños intentando acercarte, pero algo te cohibe y no sé qué es, mas eso carece de importancia, quizás desde ahora pueda entender el motivo..."

Por favor no te rías de lo que acabo de decir, es algo serio, aunque bueno, puedes reirte, siempre y cuando no sea como burla. En fin, continuo, no comprendo por qué estás aquí, cómo llegaste donde estoy y cuánto tiempo permaneceremos así, observándonos, mientras yo doy "mi discurso mental" y tú me escuchas con atención; reconozco que ha sido una descortesía mía no presentarme y precisamente eso es lo que haré: soy una chica que ha sufrido como la mayoría y ha vivido experiencias que la han marcado, y de las que ha sabido sacar una enseñanza para el presente y el futuro; me he caído muchas veces y siempre me he levantado, reconozco que a veces me gusta revolcarme en la basura antes de ponerme en pie, pero lo hago más que nada para vivir profundamente cada emoción, una manera de disfrute quizás un poco exótica. Bueno, si me preguntas por mis amistades, confieso que son escasas, pero verdaderas; conozco la traición, sin embargo eso no me impide volver a confiar en los demás, solo que ahora tengo mucho más cuidado al fijarme a quien brindarla. ¿Qué pasa? ¿Por qué te sonríes?...

Creo que te agradó mi breve descripción, mas no te confíes mucho, puesto que para poder dar una opinión certera de mi, debes conocerme mejor, dejando fuera los prejuicios y siendo amplio de mente, ya que conversaciones tradicionales casi no existirán, es decir, los "temas comunes" no son mi de mi interés, así que tienes dos opciones: retornas a tu camino y me dejas en paz, tal como has arribado acá; o te marchas a tu hogar, no sin antes entregarme una breve reseña de tu persona, tal como lo hice yo, para que al final de nuestro encuentro te pueda decir: BIENVENIDO.